Desde chiquita he sido muy sensible al sufrimiento de otras personas. Esa sensibilidad junto a una rebeldía innata en contra de fuentes de autoridad, me hicieron crítica de gobiernos y defensora de quienes sufren injusticias.
Recuerdo que cuando mi hermanita pequeña visito mi aula en el nursery -- tendría yo unos 4 años y ella 2 -- yo me quite el cincho y les dije a los demás niños de la clase que si alguien molestaba a mi hermanita yo les iba a pegar! Okay, talvez ese no sea el mejor ejemplo de justicia social pero ciertamente el deseo de abogar por el bienestar de los demás ha seguido reflejándose en mi forma de pensar... y a veces en mis palabras.
Digo “a veces” porque lo cierto es que han habido ocasiones en que me he quedado callada frente la injusticia (aunque estoy trabajando en cambiar eso). Y a la hora de actuar, bueno, esa es una historia diferente. La verdad es que no me ha sido fácil involucrarme en actos que promuevan el cambio social.
Dentro de la universidad a la que asisto en Tennessee existen varios grupos de abogacía y activismo. Y aunque he asistido a las reuniones de algunos grupos, me ha costado involucrarme de lleno. Al inicio fue porque no conocía mucho sobre los temas que se tratan dentro del grupo, y luego porque sentía que eran cosas que no entendía porque no me afectaban directamente.
Fue hasta hace unos dos años que decidí involucrarme de lleno en activismo. Ha sido un proceso lento porque he tenido que vencer muchas de mis inseguridades y aventarme a lugares en los que no conozco ni a las personas ni las dinámicas.
Pero poco a poco he ido desarrollando nuevas amistades y en el proceso he aprendido muchísimo sobre temas de justicia social (principalmente sobre igualdad de género, anti-racismo y justicia laboral). Escuchar las historias de personas distintas a mí me ha sensibilizado al sufrimiento causado por distintos tipos de opresión y el participar dentro de grupos de activistas ha abierto mis ojos a las posibilidades para una sociedad distinta.
Si tú has llegado al punto en el que rechazas el status quo y estás decidido a hacer algo para cambiar la situación, te animo a seguir cuestionando tu realidad, a seguir escuchando las experiencias de otros y a seguir imaginando una Guatemala distinta. Recuerda que no estas solo pues ya habemos muchos que estamos involucrados en el trabajo de liberación colectiva, de justicia social, y te damos la bienvenida al equipo.
Si tú todavía no has decidido si estás a favor del status quo o de algo mejor, te recuerdo que en esta vida no existe la neutralidad. Myles Horton, activista y educador que ha tenido un rol muy importante en la historia de la justicia social en Estados Unidos, deja esto muy claro en su autobiografía:
:: Neutralidad es simplemente otra palabra de aceptación del status quo como ley universal. Tú escoges: o conformarte con cómo están las cosas o rechazar el status quo. De ahí te ves forzado a pensar claramente en lo que tú crees... Pero es imposible estar a favor de algo sin estar en contra de algo. Tienes que aclarar qué es lo que opones, y cuando hayas descifrado eso, tienes que determinar cómo hacer algo al respecto... tienes que encontrar una manera en que tus esfuerzos afecten a las personas.
Te reto a que comiences a definir claramente tu posición en temas de justicia social, como dice Horton, no solamente lo que apoyas sino también lo que opones.