Thursday, June 30, 2011

El peor analfabeto es el analfabeto político

No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos.

No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas.

El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política.

No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales.

~Bertolt Brecht

Thursday, June 9, 2011

Life

Life of mystery. Life of misery.
Here I am inside a building, in my apartment, on my own bed.
Connected through this device to a world wide web of others like me,
inside of buildings, in their apartments, on their own beds.

But this web does not connect me in the same way
to those who know of no buildings, apartments, or beds,
much less of virtual webs.

Life: no longer free, no longer natural.
But surveilled and manufactured
through webs of hope, myths and greed.

Should I surf away and pretend there is nothing more
than buildings, apartments and beds?

Monday, April 18, 2011

Is Anthropology Long-Term Tourism?

John Gilmour suggests that anthropology's embrace of discomfort as a path toward understanding and self-reflection offers a model for people in Cape Town [and the U.S.]: perhaps everyone should take an anthropological approach to learning about their neighbors and their city.
John's one hesitation is anthropology's lack of an explicit actvist agenda--after six years of conversations with me about anthropology, he still struggles with the discipline's lack of a clearly articulated goal of social transformation.
Anthropologists narrate the stories of others, translate experience, acknowledge unrecognized or marginalized truths, and provide witness to people's struggles, hardships, and joys. Some anthropologists research and publish books in order to make a living and get tenure, and some (probably most)  do so from a position of empathy and genuine humanism.
But this isn't good enough for John: he wants an anthropology with explicit transformative goals, an anthropology committed to a better future. What good is it to place oneself in a space of social discomfort if the experience does not lead one to a different consciousness and a different life path? Otherwise, John implies, but is too kind to say, anthropology is more like a long-term tourism. 
Excerpt from "Transforming Cape Town" by Catherine Besteman.

Friday, March 18, 2011

Guatemala y yo

La situacion por la que atraviesa nuestro pais actualmente requiere mas que simplemente REPETIR LAS QUEJAS DE LOS DEMAS. Requiere toda nuestra atencion y compromiso.

No podemos seguir dividiendonos entre ricos y pobres, entre indigenas y ladinos, entre los de derecha e izquierda... La division no nos llevara a ningun lado. Guatemala nos pertenece a todos y TODOS SOMOS RESPONSABLES LOS UNOS DE LOS OTROS: no podemos seguir ignorand...o los sufrimientos ajenos.

Esto significa que no podemos encerrarnos en nuestra burbuja y preocuparnos solo por nuestro bienestar: BUSQUEMOS EL BIENESTAR DE TODA LA NACION. Al fin y al cabo, la prosperidad de uno depende del otro.

Esta es una invitacion a que se involucren con toda su fuerza y con todo su intelecto en los procesos que hoy ocurren en nuestra nacion. ESTA ES UNA INVITACION PARA QUE ACTUEMOS DE UNA MANERA INFORMADA. De nada sirve criticar a los politicos si no creamos alternativas basadas en entendimiento claro de la situacion.

Especificamente que hacer, la verdad no se, pero mientras sigamos ignorando nuestra responsabilidad no vamos a lograr responder esta pregunta. Y en cierta forma cada uno tiene un papel distinto, dependiendo de donde te encuentras y quien eres.

En lo personal creo que INFORMARNOS DE LOS DISTINTOS ACONTECIMIENTOS Y PUNTOS DE VISTA es un buen punto de partida. Pero no se conformen solo con lo que dicen los medios, hay muchas mas voces que necesitan ser escuchadas.

Usemos los medios sociales para comenzar discusiones, para compartir informacion, para conocernos, para escucharnos, para unirnos encontra de nuestro verdadero enemigo: LA DIVISION Y LA CORRUPCION. No somos enemigos unos de otros si tenemos la misma meta: una mejor Guatemala para todos.

(Y no se quejen por la falta de tildes, pero es que este teclado me la pone dificil... ademas, ese no es el punto!)

Wednesday, February 16, 2011

Hablemos de guerra, demostremos amor.

Los eventos de esa noche rompieron con la rutina de “la hora de la cena”. Como era usual, Chava, su hermana y su madre, estaban sentados alrededor de la mesa. Lo que hacia única esa noche, al menos al inicio, era la visita inesperada de su tío, quien había estado incomunicado con la familia por dos años. La emoción radiaba desde la mirada de Chava, un muchacho de apenas 11 años que relataba orgullosamente sus experiencias como ayudante de chofer de camioneta. Desafortunadamente la visita del tío no fue lo único sorprendente de esa noche. Sin aviso previo y sin razón, el sonido de disparos, gritos y miedo envolvieron la casa de Chava y sus alrededores. Los temores de la madre de Chava se volvieron reales: la guerra había llegado hasta su aldea. Después del susto inicial, Chava y su tío salieron al auxilio de la vecina, una ancianita que cuidaba de sus nietos. Pero de nada sirvieron sus esfuerzos, la bala perdida penetró directo al corazón. La anciana lloraba “¡Se murió mi niña! ¡Dios mío, se murió mi niña!”

Esta escena es parte de la película “Voces Inocentes” presentada en México en el 2005. La película, del director Luis Mandoki, cuenta la historia de Chava y su familia durante la guerra civil salvadoreña. Yo vi la película por primera vez en la clase “Problemas Sociales de Guatemala” en el 2006: diez años después de la firma de la paz en Guatemala. “Voces Inocentes” fue la primera vez que pude presenciar (aunque de manera muy indirecta) lo que se vive durante un conflicto armado: pensé en Guatemala y en las más de 200,000 víctimas del conflicto armado; pensé en los cientos de niños como Chava que vieron a sus familiares y vecinos morir. La película creó en mí sentimientos fuertes que me llevaron a cuestionar la realidad en la que había crecido: a unos cuantos kilómetros de las crudas escenas de violencia pero al mismo tiempo, tan desconectada de ellas.

Crecí en la Ciudad de Guatemala durante la última década del conflicto armado. Pero en ese entonces no se escuchaba mucho sobre la guerra ni de las miles de muertes, principalmente de personas indígenas, que fueron resultado directo del conflicto. Aunque la guerra terminó oficialmente cuando yo tenía 11 años, en 1996, fue hasta la secundaria que comencé a escuchar de lo sucedido. Y no fue hasta que tuve la oportunidad de ir a estudiar a los Estados Unidos que realmente comencé a comprender lo devastador que fue la guerra (el sentirme responsable de representar a mí país me hizo buscar más información sobre nuestra historia y lo vivido por nuestra gente).

Ya que hablamos de historia es importante mencionar que “El hecho de que dos personas compartan una misma historia no significa que ellas compartan una misma experiencia. Esa experiencia es su pasado, su herencia, y así la misma historia crea muchos pasados, muchas herencias.”1 Eso fue lo que comprendí al ver “Voces Inocentes”: que aunque yo comparto un país con todos los guatemaltecos, nuestras experiencias, pasado y herencias son muy distinta.

Recientemente he comprendido que es importante que cómo miembros de una misma nación seamos capaces de mostrar empatía y solidaridad hacia nuestros compatriotas. No uso estas palabras con fines políticos, sino que me refiero a las relaciones sociales que se requieren para construir una verdadera democracia. Juan Méndez lo dijo de esta manera:

“Lo que daña particularmente el éxito del impulso democrático es la actitud hacia estos eventos [de violencia masiva durante el conflicto armado] por parte de quienes se consideran “ciudadanos ordinarios” y “testigos inocentes.” No se trata de forzar a ser culpables a quienes no tenía ningún control sobre estos eventos; sin embargo, es crucial que esas personas confronten el pasado y reconozcan la situación especial de sus conciudadanos quienes han sido discriminados por asuntos étnicos o raciales. Ese reconocimiento es un paso inicial ineludible en el camino hacia la construcción de una sociedad más humana e incluyente.”2

Febrero, el mes en el que se celebra el amor y la amistad, también es el mes en el que se conmemora el Conflicto Armado. El propósito de esta nota es hacer un llamado a los jóvenes guatemaltecos a interesarse en nuestra historia y en los procesos socio-políticos que ha vivido el pueblo guatemalteco. Para que los cambios que suceden en el país sean realmente equitativos e incluyentes de todos los grupos del país, deben partir de un entendimiento de las varias experiencias vividas por cada grupo social. Este mes, y en los que vienen, atrevámonos a hablar de la guerra, a hacer preguntas y buscar respuestas, para mostrar amor, solidaridad y empatía hacia nuestros hermanos y hermanas Guatemaltecas que, como Chava en “Voces Inocentes”, sufrieron durante el conflicto armado.



1Alexander McGuire, The First Americans, 1992. American Anthropologist 94(4):816—836.
2 Juan Méndez, Preface: Genocide in Guatemala, en Quiet Genocide: Guatemala 1981-83 (Ettele Higonnet, Transaction 2009).

Friday, January 28, 2011

“War is fun, peace is boring.”

The first chapter of a book I read recently mentioned that while we can talk of many different types of “war” (international war, civil war, cold war, etc), we can only talk about “peace” in the singular form. In other words, we can talk about ”wars” but not of “peaces”. So the challenge, the authors of the book suggested, is to envision different ways of creating and experiencing peace.

Later in class, someone mentioned that we talk more about war than about peace because war seems to be more exciting, full of action, adventure and adrenaline. Peace, on the other hand, is usually conceived as static, calm, quiet, maybe even boring and dull. Now the question is, how do such perceptions of violence, war and peace affect the way we live day by day? How do they influence our understandings of world affairs?

I think, for example, of the way our entertainment is full of reference to violence and harm. We start with “innocent” things such as jokes about harming others (either physically or verbally) or funny videos of people being hurt (whether intentionally or not), but then we have hundreds of TV series and movies that make violence and war appear funny, meaningless, just a game. In our day to day lives, violence and war are fun; peace is boring.

The challenge of envisioning many types of “peaces” is indeed difficult as our lives are full with references to violence (even if “it is only a joke”). But peace does not have to be boring. Sure, there can be some types of peaces that are less appealing to some. But we can certainly be at some kind of peace and enjoy ourselves. We can be at peace and still laugh and have a good time. I mean, we can, right?

I guess the real challenge comes in times of conflict. Can we think of ways of resolving conflict that do not require violence and aggression? In our daily interactions, can we think of ways of relating to each other that are in essence peaceful? We have become so used to violence that we usually think it is ok to use harmful words and aggressive behavior in our interactions among each other. But is it necessary? Is the only way?

It is no secret that peace is hard to establish and maintain. Will we take the challenge to, in our daily lives, choose peace above violence? As long as we don't choose peace, it will be hard to imagine then end of violence in bigger levels, like in cases of state violence and international wars. Peace is our choice.